Recuerdo cuando me encontré con el trabajo que estaba realizando Beatriz Villegas de VeinteDoce para el FONCA: Semántica Espacial.
Me sorprendió el momento en que vi la limpieza de sus pequeñas maquetas en fotos, y más aún cuando entendí que su lenguaje formal, literalmente, estaba dándole forma al lenguaje.
Constantemente me encuentro buscando proyectos que me inspiren a dibujar, y estos no fueron la excepción.
Algún día le pedí que de sus más de noventa ejercicios me compartiera sus tres maquetas favoritas para dibujarlas. Las pude haber seleccionado yo, pero creo que cualquier cosa que haga va a tener mejor resultado si está directamente relacionado con quién lo hizo, o para quien va a ser.
Me explotó la cabeza con el proceso de análisis y comprensión de maquetas para poder dibujarlas, pero más que nada con el resultado obtenido.
¿Cómo es que dos palabras te puedan transportar a un lugar con texturas, colores, sonidos y olores específicos? Eso es lo que la semántica espacial estaba logrando en mi con sus maquetas.
Conforme analizaba sus maquetas muy bien compuestas y proporcionadas, yo estaba afinando estos mismos principios en el dibujo. Claramente me quedé con las ganas de realizar este ejercicio también.
Para ejercitar mi creatividad decidí seguir este modus operandi utilizando como pretexto el reto de #inktober2019 que consta de realizar un dibujo con una palabra diferente diariamente durante todo el mes. Una dinámica que implica mucho tiempo, esfuerzo y dedicación.
En total diseñe treinta proyectos arquitectónicos conceptualizado individualmente con una palabra cada uno, concluyendo el ejercicios con treinta láminas representadas a mano.
Comenzaba entendiendo la definición de la palabra a utilizar, para posteriormente trabajarla. Algunas veces la palabra me brindaba contextos, algunas otras, formas. Lo más interesante de esto fue el proceso en la búsqueda del equilibrio entre estás dos ideas, y encontrarle soluciones constructivas a la idea resultante.
Son procesos de muchos bosquejos, en donde ninguna idea está de mas y todo queda dibujado. Todos estos bosquejos resultan en una idea concreta y bien estructurada para darle presentación mediante un dibujo más formal.
Al final me quedé con un portafolio de diseño arquitectónico, que cuenta con proyectos desde una joyería en medio del desierto, hasta un laberinto en la pradera africana. A pesar de ser utópicos están a pocos pasos de la realidad, como cualquier otro proyecto arquitectónico en su etapa conceptual.
Creo que es muy importante el proceso creativo en cualquier proyecto. Para que las ideas tengan un mejor flujo, tenemos que olvidarnos de las limitantes que la realidad nos deja y nos bloquea. Al final, resultara más sencillo llevar a la realidad tu idea utópica.
Al igual que Beatriz sembró en mi este proceso, y después lo que yo hice funcionó para que otras personas también lo hagan y lo lleven a otro nivel, espero que esté texto sirva para que tú también le des vida y sentido a las palabras.